GIRL, YOU'LL BE A WOMAN SOON

Humberto Valdivieso


Ya había circulado suficiente ácido entre nuestras lenguas. Hasta ese encuentro nunca arañamos tanto nuestra piel como para dejar las palabras tatuadas alrededor de la espalda. Aquel día, donde permanecimos lerdos y enamorados, fue el momento más absurdo de nuestro destino. Las circunstancias nos pedían enfrentar la mentira o la verdad. Hoy tengo la seguridad de que cualquiera de las dos nos daba igual. Estuvimos juntos largo rato. Al principio no teníamos idea alguna de todo lo que pasaba afuera. Sólo escuchábamos a Neil Diamond orar en la tienda tal como siempre ocurría en alguno de nuestros recuerdos:

Girl, you'll be a woman soon,
Please, come take my hand
Girl, you'll be a woman soon,
Soon, you'll need a man

Detrás del depósito donde nos encontrábamos aullaban los lobos. En la puerta del negocio había motos que lamian sexos cubiertos de cuero negro bajo un sol que dolía desde el amanecer. Entre el mostrador y la cortina que nos delataría para siempre estaban los sabuesos que nos habían dado a luz, las nalgas incestuosas de algunos licenciados en letras y el dedo de una justicia que solía caminar ebria buscando whiskey con el radar que empuñaba en su índice acusador. Recordé, con esperanza y temor, un sueño farmacéutico donde cierto mago me había dado tres soluciones a la vez:

a. Un disparo que olvidara el camino de los órganos y abriera un orificio justo en las palabras que servían para solicitar justificaciones al sexo.

b. Un grito que desintegrara las ideas de quienes no hubiesen probado fluidos ajenos en la oscuridad.

c. Una danza de mujeres que sólo tocaban mujeres, guiada por cantos que alejaban las miradas de aquellos capaces de recorrer con la lengua el piercing de alguien que alguna vez los había hecho llorar.

Mientras nuestros labios se apretaban buscando corredores en las palabras del mago, Neil Diamond seguía orando:

They never get tired of putting me down
And I'll never know when I come around
What I'm gonna find
Don't let them make up your mind.
Don't you know...

Antes de haber descubierto que cualquier solución era inútil ya todos habían entrado.

NOTA BENE: no es posible dar detalles de cómo actúa la magia. Además, en este caso ubicar al mago sería, por igual, una inaceptable traición. Lo único que puede ser aclarado aquí es que finalmente nada ocurrió. Años después un hombre, que canta en bares acompañado sólo por su guitarra, leyó las siguientes palabras en una improvisada carta: “No pudieron vernos. Horas más tarde nos hallábamos tan idos sobre la cama que nadie pudo explicar cómo desaparecimos. Jamás olvidaremos las palabras de aquella oración en medio de tanta oscuridad”.


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